jueves, 20 de junio de 2013

COMPLEMENTOS

Me choco en ti, – me encuentras-,
Amasas mis formas,  - me desmigajo-,
Intento despegarme, avanzar, no sentir, -pero ya es tarde-,
 Desvistes, desmadras, desarmas, - voluntariamente me quedo-,
Eres un tornillo, - convertido en taladro-,
Penetras sin miedo entre mis adobes de tierra, -y mis paredes se derriban-
El agua es vital para la vida, pero son tus líquidos los que me libran de la muerte, - ésos, los únicos que importan-
-me sumerges-,  -te ahogas-,  -me descaderas-,  te desvueltas- -me enredas-:  - enredadera- pulpo- - alambre- -hilo- cinturón- salvavidas- nuevamente tornillo- , - te suspiro- : –aire, - gasolinera-aroma- -campo-  -cremallera- -tanque de oxígeno- ahora, adobe de tus tierras.
Paneo en el cuarto, - te encuentro en mí-.
Una sola forma, un solo cuerpo, un solo líquido, un solo aroma.  - complementos- .

Insomnios

EMBELESO
Como la mujer de Lot, en sal me he convertido,
cráteres de vientos se gestan en la luna,
mientras mi crisma se convierte en nebulosas.

Del  fermento no soy la sal,
el mineral deshecho soy, - muerte de babosas- ,
polvillos blancos que envenenan,
patriarcas Atilas del averno.

No debí, -pero lo hice-,
-volteé- , Hades me ayudó a girar el rostro,
y  vi montañas de cópulas, sudores  y orgasmos,
penetrando, jadeando, hombres y mujeres, unos con otros.

Los ojos pequeños  -que aún causan ternura-, dilatados y enrojecidos,
escuálido cuerpo, melena, tatuaje en el brazo , -imposible no verte-,
en bacanal orgía convidabas a una pelirroja de tu botella de vino,
mientras la morena de peinado egipcio danzaba sobre tu miembro.

 En tu Sodoma y Gomorra te gloriabas,
petrificada, -no voyerista-, te contemplé
explorando el mundo que anhelabas, que te seducía,
-feliz o no-  respeté tu libre albedrío…. ¡Qué mejor manera para amarte!

Cuando quise voltear, ya no pude, -era tarde-, -estaba escrito-
el barro -empapado por el sol- se me desmigajó en sal.
Tú continuas entre la ciudad perdida, -perdido-,
y yo no soy mas que mineral tóxico desperdigado en la calle.

Ahora, solo espero,  que el azufre y el fuego nos consuman,
ahí  seremos uno solo nuevamente –sal y cuerpo incinerándose-,
ya después, el juicio señalará nuestra próxima ruta.